El Banco Central de Japón tomará una decisión de política el día 19, y los rumores del mercado sugieren que podría subir las tasas de interés en 25 puntos básicos. ¿Por qué vale la pena prestar atención a esta noticia? La razón es simple: Japón ha mantenido una política de tasas bajas a largo plazo, y los inversores institucionales en general están jugando al "arbitraje de yenes": tomar prestados yenes baratos, convertir a dólares y luego invertir en activos de alto riesgo como Bitcoin y las acciones estadounidenses. La diferencia de tasas genera beneficios, pero también conlleva riesgos.

Una vez que el banco central realmente suba las tasas, las reglas cambian. El aumento en los costos de préstamo significa que el espacio para el arbitraje se reduce, y los inversores institucionales ya no tendrán la motivación para mantener esas posiciones, optando por cerrar sus posiciones — vender Bitcoin y devolver yenes para pagar deudas. El resultado será un endurecimiento repentino de la liquidez global, y activos con alta volatilidad como Bitcoin serán los primeros en ser vendidos, convirtiéndose en el objetivo de las ventas.

La historia nos ofrece referencias muy claras. En marzo del año pasado, tras el aumento de tasas en Japón, Bitcoin cayó un 23%; en julio, tras otro aumento, la caída se amplió al 26%; en enero de este año, un aumento adicional provocó una caída cercana al 30%. Según las expectativas del mercado, si esta vez el aumento de tasas alcanza el 0.75%, la presión a corto plazo será evidente. Algunos ya especulan si Bitcoin intentará probar el soporte en los 70,000 dólares.

Pero no todo es pesimismo. Este tipo de caídas suelen ser el resultado de "matar las expectativas" — una venta anticipada antes de que se anuncien las noticias, y una vez que todo se asiente, el mercado podría experimentar un rebote. Por lo tanto, la estrategia es clara: en el corto plazo, hay que protegerse contra riesgos y estar atento a las señales, pero la ventana de oportunidades a largo plazo no se ha cerrado.