Lǐ Lù, conocido como “el Buffett de China” por Munger y uno de los inversores chinos más cercanos a Buffett y Munger, rara vez hace declaraciones públicas, pero casi cada una de ellas es estudiada en profundidad. No por habilidad, sino porque su forma de pensar es lo suficientemente fundamental, a largo plazo y también lo suficientemente honesta.
En una entrevista en la Columbia Business School, Lǐ Lù explicó un problema: ¿De dónde vienen realmente las ideas de inversión?
Las ideas de inversión no son “encontradas”, sino “golpeadas”
La respuesta de Lǐ Lù no es misteriosa. Él dice que las ideas de inversión provienen de todos los aspectos de la vida, siendo las principales fuentes la lectura y las conversaciones. No le importa por qué camino aparece una idea, solo le importa si es una buena idea.
Leer mucho, investigar grandes empresas de interés y charlar con personas inteligentes —especialmente con aquellos que realmente han logrado algo en sus respectivos campos—. A medida que estos inputs se acumulan, en ciertos momentos surge de repente una “chispa de inspiración”. Luego pasa a una fase de investigación más profunda, en la que se convence cada vez más o rápidamente la descarta.
Aquí hay un punto muy importante:
Las buenas ideas no se “filtran” deliberadamente, sino que emergen naturalmente bajo una entrada continua de alta calidad a largo plazo.
La verdadera persona con la que vale la pena conversar es “el que hace negocios”
Cuando le preguntaron si prefiere charlar más con colegas inversores o con clientes, proveedores y directivos, la respuesta de Lǐ Lù fue muy directa: Todos hablan, pero prefiero conversar con quienes realmente hacen negocios.
La razón es simple. Los que hacen negocios hablan de flujo de caja, competencia, costos, eficiencia y supervivencia, no de modelos y historias. También enfatiza que lee sistemáticamente los medios financieros principales y los informes anuales de las empresas líderes, porque en estos materiales se esconden muchas pistas sobre cambios reales en la industria.
Esto es muy importante para los inversores comunes. Puede que no tengas acceso a los grandes empresarios, pero puedes leer informes anuales, estados financieros y noticias del sector. Esta información, por sí sola, es suficiente para construir un marco de conocimiento de alta calidad.
La habilidad más importante en inversión: decir “no” rápidamente
Cuando le preguntaron si hay industrias que nunca tocaría, la respuesta de Lǐ Lù fue muy mesurada. No quiere limitarse demasiado, sino que enfatiza algo aún más importante: ¿Puedes juzgar rápidamente si una idea vale la pena o no?
Menciona que Munger, respecto a cualquier idea de inversión, solo da tres juicios:
sí, no, o demasiado difícil.
Algunas ideas se ven claramente como viables o no; si un problema es tan complejo que no puedes entenderlo realmente, simplemente déjalo. No porque sea necesariamente malo, sino porque no puedes obtener ventajas a largo plazo en un campo que no entiendes.
Invertir no es tratar de ver más proyectos que otros, sino entender mejor cuáles cosas no valen la pena seguir perdiendo tiempo.
La verdadera barrera es “si tú sabes más que los demás”
Lǐ Lù insiste en un estándar fundamental:
Solo cuando estás seguro de que en ese tema sabes más que la mayoría, puedes decirte a ti mismo “esto está bien”.
Detrás de esto no está la inteligencia, sino una curiosidad y honestidad extremas. Debes querer entender algo realmente; si no puedes entenderlo, debes admitirlo con honestidad y abandonar. No se trata de fingir que sabes, ni de engañarte a ti mismo.
Para terminar
El método de inversión de Lǐ Lù no depende de habilidades, ritmo o predicciones, sino de un sistema extremadamente simple pero difícil de copiar:
Entrada a largo plazo, comunicación interdisciplinaria, rápida negación, comprensión profunda y una honestidad absoluta contigo mismo.
Por eso, la verdadera inversión en valor parece muy lenta, pero una vez que decides actuar, suele ser con una convicción extrema. Porque antes de eso, todas las posibilidades de “no entender” ya han sido eliminadas por él mismo.
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Li Lu señala los errores de inversión: las oportunidades no son escasas, la comprensión sí lo es
Lǐ Lù, conocido como “el Buffett de China” por Munger y uno de los inversores chinos más cercanos a Buffett y Munger, rara vez hace declaraciones públicas, pero casi cada una de ellas es estudiada en profundidad. No por habilidad, sino porque su forma de pensar es lo suficientemente fundamental, a largo plazo y también lo suficientemente honesta.
En una entrevista en la Columbia Business School, Lǐ Lù explicó un problema: ¿De dónde vienen realmente las ideas de inversión?
Las ideas de inversión no son “encontradas”, sino “golpeadas”
La respuesta de Lǐ Lù no es misteriosa. Él dice que las ideas de inversión provienen de todos los aspectos de la vida, siendo las principales fuentes la lectura y las conversaciones. No le importa por qué camino aparece una idea, solo le importa si es una buena idea.
Leer mucho, investigar grandes empresas de interés y charlar con personas inteligentes —especialmente con aquellos que realmente han logrado algo en sus respectivos campos—. A medida que estos inputs se acumulan, en ciertos momentos surge de repente una “chispa de inspiración”. Luego pasa a una fase de investigación más profunda, en la que se convence cada vez más o rápidamente la descarta.
Aquí hay un punto muy importante: Las buenas ideas no se “filtran” deliberadamente, sino que emergen naturalmente bajo una entrada continua de alta calidad a largo plazo.
La verdadera persona con la que vale la pena conversar es “el que hace negocios”
Cuando le preguntaron si prefiere charlar más con colegas inversores o con clientes, proveedores y directivos, la respuesta de Lǐ Lù fue muy directa: Todos hablan, pero prefiero conversar con quienes realmente hacen negocios.
La razón es simple. Los que hacen negocios hablan de flujo de caja, competencia, costos, eficiencia y supervivencia, no de modelos y historias. También enfatiza que lee sistemáticamente los medios financieros principales y los informes anuales de las empresas líderes, porque en estos materiales se esconden muchas pistas sobre cambios reales en la industria.
Esto es muy importante para los inversores comunes. Puede que no tengas acceso a los grandes empresarios, pero puedes leer informes anuales, estados financieros y noticias del sector. Esta información, por sí sola, es suficiente para construir un marco de conocimiento de alta calidad.
La habilidad más importante en inversión: decir “no” rápidamente
Cuando le preguntaron si hay industrias que nunca tocaría, la respuesta de Lǐ Lù fue muy mesurada. No quiere limitarse demasiado, sino que enfatiza algo aún más importante: ¿Puedes juzgar rápidamente si una idea vale la pena o no?
Menciona que Munger, respecto a cualquier idea de inversión, solo da tres juicios: sí, no, o demasiado difícil.
Algunas ideas se ven claramente como viables o no; si un problema es tan complejo que no puedes entenderlo realmente, simplemente déjalo. No porque sea necesariamente malo, sino porque no puedes obtener ventajas a largo plazo en un campo que no entiendes.
Invertir no es tratar de ver más proyectos que otros, sino entender mejor cuáles cosas no valen la pena seguir perdiendo tiempo.
La verdadera barrera es “si tú sabes más que los demás”
Lǐ Lù insiste en un estándar fundamental: Solo cuando estás seguro de que en ese tema sabes más que la mayoría, puedes decirte a ti mismo “esto está bien”.
Detrás de esto no está la inteligencia, sino una curiosidad y honestidad extremas. Debes querer entender algo realmente; si no puedes entenderlo, debes admitirlo con honestidad y abandonar. No se trata de fingir que sabes, ni de engañarte a ti mismo.
Para terminar
El método de inversión de Lǐ Lù no depende de habilidades, ritmo o predicciones, sino de un sistema extremadamente simple pero difícil de copiar:
Entrada a largo plazo, comunicación interdisciplinaria, rápida negación, comprensión profunda y una honestidad absoluta contigo mismo.
Por eso, la verdadera inversión en valor parece muy lenta, pero una vez que decides actuar, suele ser con una convicción extrema. Porque antes de eso, todas las posibilidades de “no entender” ya han sido eliminadas por él mismo.