La visión se extiende mucho más allá de la operación independiente de las máquinas. FABRIC sirve como la columna vertebral de coordinación descentralizada—una capa de protocolo donde múltiples máquinas adquieren identidades únicas, establecen canales de comunicación entre pares y forman dinámicamente equipos colaborativos. Dentro de este marco, las máquinas pueden negociar la distribución de tareas, alinear parámetros operativos y ejecutar acuerdos regidos por reglas transparentes respaldadas por blockchain. Esta arquitectura cambia fundamentalmente la forma en que se gestiona la confianza: en lugar de depender de intermediarios centralizados, la coordinación se vuelve auditable y verificable on-chain. Cada interacción deja un registro inmutable, creando un sistema donde los agentes autónomos pueden operar juntos con certeza criptográfica. El resultado es un ecosistema sin confianza pero coordinado donde la automatización descentralizada se vuelve verdaderamente factible.