El metal precioso ha experimentado un crecimiento destacado en los últimos doce meses, superando la barrera de los 4300 dólares por onza a mediados de octubre, antes de registrar una ola de corrección que lo llevó cerca de los 4000 dólares a principios de noviembre. Esta volatilidad ha generado amplios debates sobre la próxima trayectoria de los precios, especialmente con la cercanía de un nuevo año que podría traer puntos de inflexión fundamentales en los mercados globales.
Los factores que impulsan el alza… ¿Por qué ahora el oro?
El impresionante aumento coincidió con una serie de presiones económicas y políticas en cadena. La desaceleración del crecimiento en las economías principales, el regreso de políticas monetarias expansivas, temores a una escalada de la deuda soberana y tensiones geopolíticas en múltiples frentes, todo ello ha llevado a los capitales hacia activos seguros. La elección del oro no fue aleatoria, sino una respuesta práctica en busca de refugio en un entorno lleno de incertidumbre.
La demanda cuenta la historia
En el segundo trimestre del año actual, la demanda total de oro alcanzó las 1249 toneladas, incluyendo compras de inversión, logrando un crecimiento del 3% interanual. Pero lo más revelador es que el valor total aumentó un 45%, reflejando no solo el volumen de demanda sino también un cambio radical en la percepción de los inversores hacia el metal.
Los fondos cotizados en bolsa (ETFs) registraron flujos récord durante el año, llevando los activos gestionados a 472 mil millones de dólares. Las reservas alcanzaron las 3838 toneladas, acercándose a un máximo histórico de aproximadamente 3929 toneladas. Este aumento en el interés tanto institucional como individual indica un cambio estratégico profundo en la forma en que los inversores ven el metal amarillo.
Los bancos centrales generan una nueva apuesta
Los gobiernos y las principales instituciones monetarias continuaron reforzando sus reservas del metal precioso. Solo en el primer trimestre, los bancos centrales añadieron 244 toneladas, un aumento del 24% respecto al promedio trimestral de los cinco años anteriores. Lo que llama la atención es que el 44% de los bancos centrales en todo el mundo gestionan ahora reservas de oro, frente al 37% del año pasado.
China, Turquía e India lideraron esta ola, con Beijing sumando más de 65 toneladas solo en la primera mitad del año, continuando su expansión por el vigésimo segundo mes consecutivo. Este movimiento envía una señal clara: las grandes instituciones consideran que los metales preciosos seguirán siendo de importancia central en los próximos años.
La oferta no acompaña la demanda
La producción minera alcanzó un nivel récord de 856 toneladas en el primer trimestre, pero con un aumento muy moderado del 1% anual. El problema es que esa cantidad no basta para cerrar la brecha creciente entre oferta y demanda. Aún más preocupante, el oro reciclado cayó un 1% en ese mismo período, ya que los propietarios prefieren mantener sus activos ante las perspectivas alcistas.
Los costos de extracción globales subieron a aproximadamente 1470 dólares por onza a mediados de año, el nivel más alto en una década. Esta escasez de oferta frente a la demanda creciente es uno de los pilares fundamentales para mantener la presión alcista sobre los precios.
Guerras de divisas y políticas monetarias
La Reserva Federal de EE. UU. ha reducido las tasas de interés dos veces desde diciembre de 2024, con señales claras de más recortes en camino. Los mercados ya descuentan una reducción adicional de 25 puntos básicos en diciembre, siendo la tercera del año.
Esta tendencia acomodaticia no es exclusiva de Washington. El Banco Central Europeo mantiene su política expansiva, y el Banco de Japón continúa con su postura flexible. Esta convergencia en las políticas monetarias globales hacia la flexibilización reduce el costo de oportunidad del oro, aislando su atractivo como refugio seguro.
El índice del dólar cayó aproximadamente un 7.64% desde su pico a principios de año hasta el cierre de noviembre, mientras que los rendimientos de los bonos estadounidenses a diez años bajaron del 4.6% a aproximadamente el 4.07%. Esta doble caída en la fortaleza de la moneda y en los rendimientos reales mejora directamente la posición de los metales preciosos.
Escenarios para 2026… ¿Hacia dónde va el metal?
Las principales instituciones de inversión han lanzado pronósticos similares pero optimistas:
HSBC estima que el metal podría llegar a los 5000 dólares en la primera mitad del próximo año, con un promedio anual de 4600 dólares. Bank of America también elevó sus expectativas a 5000 dólares como pico potencial, con un promedio de 4400 dólares, aunque advierte sobre posibles correcciones a corto plazo. Goldman Sachs ajustó su previsión a 4900 dólares, basándose en la continuidad de los flujos hacia fondos cotizados y compras de bancos centrales.
J.P. Morgan prevé que los precios alcancen aproximadamente 5055 dólares para mediados del próximo año.
Sumando estas estimaciones, parece que el rango más probable se sitúa entre 4800 y 5000 dólares como pico anual, con un promedio que oscila entre 4200 y 4800 dólares.
¿Se desplomará el precio en 2026?
La pregunta natural que surge: tras todo este ascenso, ¿veremos un vuelco en el mercado?
HSBC advierte sobre la posible pérdida de momentum en la segunda mitad de 2026, con una corrección hacia los 4200 dólares si los inversores toman ganancias. Pero descarta una caída fuerte por debajo de 3800 dólares, a menos que ocurra un shock económico importante.
Goldman Sachs alerta que mantener los precios por encima de 4800 dólares podría poner al mercado a prueba de “credibilidad”, donde el metal tendrá que demostrar su capacidad para sostener estos niveles elevados.
Por otro lado, analistas de J.P. Morgan y Deutsche Bank coinciden en que el oro ha entrado en una nueva zona de precios difícil de perforar a la baja, gracias a un cambio estratégico profundo en la percepción de los inversores hacia él.
Análisis técnico… ¿Qué dicen los indicadores?
El cierre del oro el 21 de noviembre en 4065 dólares por onza refleja una fase de consolidación tras alcanzar un máximo de 4381 dólares en octubre. Se rompió la tendencia alcista en el marco diario, pero aún mantiene el soporte de la línea de tendencia principal.
El soporte fuerte está en 4000 dólares; un quiebre con cierre claro podría apuntar a 3800 dólares (50% de retroceso de Fibonacci). Por arriba, las resistencias principales están en 4200, 4400 y 4680 dólares.
El Índice de Fuerza Relativa (RSI) se mantiene en 50, indicando una situación de neutralidad total — ni sobrecompra ni sobreventa. El MACD mantiene su línea de señal por encima de cero, confirmando que la tendencia general sigue siendo alcista.
Pronóstico técnico: continuidad en un rango lateral con sesgo alcista entre 4000 y 4220 dólares a corto plazo, con la visión general positiva mientras el precio se mantenga por encima de la línea de tendencia principal.
En Oriente Medio… expectativas locales
La región de Oriente Medio ha visto movimientos destacados por parte de los bancos centrales. El Banco Central de Egipto añadió una tonelada, mientras que su homólogo de Qatar sumó 3 toneladas en el primer trimestre.
Las previsiones de precios del oro en Egipto apuntan a alcanzar aproximadamente 522,580 libras egipcias por onza, un aumento estimado del 158.46% respecto a los precios actuales.
En Arabia Saudita y Emiratos, si se cumple el objetivo global de 5000 dólares por onza, esto podría traducirse en aproximadamente 18750 a 19000 riales saudíes y 18375 a 19000 dirhams emiratíes, según la estabilidad actual de las tasas de cambio. Cabe señalar que estas estimaciones son relativas y dependen de supuestos sobre la estabilidad de los precios y la demanda global.
Oportunidades y riesgos a futuro
Existen varias formas de aprovechar los movimientos en los precios del oro: compra física de lingotes y monedas, inversión en fondos cotizados, o adquisición de acciones de empresas mineras y comerciales. Otra opción es el trading de CFDs, instrumentos derivados que permiten especular sobre los movimientos de precios.
Pero hay que recordar que los CFDs conllevan riesgos elevados y pueden generar pérdidas rápidas de capital, especialmente para traders sin experiencia. Es fundamental buscar brokers confiables y practicar una gestión de riesgos estricta.
Conclusión… ¿Qué camino nos espera?
El recorrido del oro en 2025 fue excepcional, pero la verdadera pregunta es qué traerá 2026. Si las políticas monetarias expansivas continúan, y el dólar se mantiene débil, y el mundo sigue en un estado de inestabilidad geopolítica, el metal amarillo tiene altas probabilidades de romper nuevos récords cercanos a los 5000 dólares.
Por otro lado, si la inflación se controla y la confianza en los mercados financieros tradicionales se restablece, el metal podría entrar en una fase de estabilización prolongada sin alcanzar niveles tan ambiciosos. La realidad es que el oro en esta etapa refleja no solo consideraciones económicas puras, sino también un estado de confianza y preocupación general en el sistema financiero global. Seguir los eventos económicos y geopolíticos será clave para entender la trayectoria del metal en los próximos meses.
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¿Minerales preciosos en el horizonte.. se acerca el oro a la barrera de 5000 dólares?
El metal precioso ha experimentado un crecimiento destacado en los últimos doce meses, superando la barrera de los 4300 dólares por onza a mediados de octubre, antes de registrar una ola de corrección que lo llevó cerca de los 4000 dólares a principios de noviembre. Esta volatilidad ha generado amplios debates sobre la próxima trayectoria de los precios, especialmente con la cercanía de un nuevo año que podría traer puntos de inflexión fundamentales en los mercados globales.
Los factores que impulsan el alza… ¿Por qué ahora el oro?
El impresionante aumento coincidió con una serie de presiones económicas y políticas en cadena. La desaceleración del crecimiento en las economías principales, el regreso de políticas monetarias expansivas, temores a una escalada de la deuda soberana y tensiones geopolíticas en múltiples frentes, todo ello ha llevado a los capitales hacia activos seguros. La elección del oro no fue aleatoria, sino una respuesta práctica en busca de refugio en un entorno lleno de incertidumbre.
La demanda cuenta la historia
En el segundo trimestre del año actual, la demanda total de oro alcanzó las 1249 toneladas, incluyendo compras de inversión, logrando un crecimiento del 3% interanual. Pero lo más revelador es que el valor total aumentó un 45%, reflejando no solo el volumen de demanda sino también un cambio radical en la percepción de los inversores hacia el metal.
Los fondos cotizados en bolsa (ETFs) registraron flujos récord durante el año, llevando los activos gestionados a 472 mil millones de dólares. Las reservas alcanzaron las 3838 toneladas, acercándose a un máximo histórico de aproximadamente 3929 toneladas. Este aumento en el interés tanto institucional como individual indica un cambio estratégico profundo en la forma en que los inversores ven el metal amarillo.
Los bancos centrales generan una nueva apuesta
Los gobiernos y las principales instituciones monetarias continuaron reforzando sus reservas del metal precioso. Solo en el primer trimestre, los bancos centrales añadieron 244 toneladas, un aumento del 24% respecto al promedio trimestral de los cinco años anteriores. Lo que llama la atención es que el 44% de los bancos centrales en todo el mundo gestionan ahora reservas de oro, frente al 37% del año pasado.
China, Turquía e India lideraron esta ola, con Beijing sumando más de 65 toneladas solo en la primera mitad del año, continuando su expansión por el vigésimo segundo mes consecutivo. Este movimiento envía una señal clara: las grandes instituciones consideran que los metales preciosos seguirán siendo de importancia central en los próximos años.
La oferta no acompaña la demanda
La producción minera alcanzó un nivel récord de 856 toneladas en el primer trimestre, pero con un aumento muy moderado del 1% anual. El problema es que esa cantidad no basta para cerrar la brecha creciente entre oferta y demanda. Aún más preocupante, el oro reciclado cayó un 1% en ese mismo período, ya que los propietarios prefieren mantener sus activos ante las perspectivas alcistas.
Los costos de extracción globales subieron a aproximadamente 1470 dólares por onza a mediados de año, el nivel más alto en una década. Esta escasez de oferta frente a la demanda creciente es uno de los pilares fundamentales para mantener la presión alcista sobre los precios.
Guerras de divisas y políticas monetarias
La Reserva Federal de EE. UU. ha reducido las tasas de interés dos veces desde diciembre de 2024, con señales claras de más recortes en camino. Los mercados ya descuentan una reducción adicional de 25 puntos básicos en diciembre, siendo la tercera del año.
Esta tendencia acomodaticia no es exclusiva de Washington. El Banco Central Europeo mantiene su política expansiva, y el Banco de Japón continúa con su postura flexible. Esta convergencia en las políticas monetarias globales hacia la flexibilización reduce el costo de oportunidad del oro, aislando su atractivo como refugio seguro.
El índice del dólar cayó aproximadamente un 7.64% desde su pico a principios de año hasta el cierre de noviembre, mientras que los rendimientos de los bonos estadounidenses a diez años bajaron del 4.6% a aproximadamente el 4.07%. Esta doble caída en la fortaleza de la moneda y en los rendimientos reales mejora directamente la posición de los metales preciosos.
Escenarios para 2026… ¿Hacia dónde va el metal?
Las principales instituciones de inversión han lanzado pronósticos similares pero optimistas:
HSBC estima que el metal podría llegar a los 5000 dólares en la primera mitad del próximo año, con un promedio anual de 4600 dólares. Bank of America también elevó sus expectativas a 5000 dólares como pico potencial, con un promedio de 4400 dólares, aunque advierte sobre posibles correcciones a corto plazo. Goldman Sachs ajustó su previsión a 4900 dólares, basándose en la continuidad de los flujos hacia fondos cotizados y compras de bancos centrales.
J.P. Morgan prevé que los precios alcancen aproximadamente 5055 dólares para mediados del próximo año.
Sumando estas estimaciones, parece que el rango más probable se sitúa entre 4800 y 5000 dólares como pico anual, con un promedio que oscila entre 4200 y 4800 dólares.
¿Se desplomará el precio en 2026?
La pregunta natural que surge: tras todo este ascenso, ¿veremos un vuelco en el mercado?
HSBC advierte sobre la posible pérdida de momentum en la segunda mitad de 2026, con una corrección hacia los 4200 dólares si los inversores toman ganancias. Pero descarta una caída fuerte por debajo de 3800 dólares, a menos que ocurra un shock económico importante.
Goldman Sachs alerta que mantener los precios por encima de 4800 dólares podría poner al mercado a prueba de “credibilidad”, donde el metal tendrá que demostrar su capacidad para sostener estos niveles elevados.
Por otro lado, analistas de J.P. Morgan y Deutsche Bank coinciden en que el oro ha entrado en una nueva zona de precios difícil de perforar a la baja, gracias a un cambio estratégico profundo en la percepción de los inversores hacia él.
Análisis técnico… ¿Qué dicen los indicadores?
El cierre del oro el 21 de noviembre en 4065 dólares por onza refleja una fase de consolidación tras alcanzar un máximo de 4381 dólares en octubre. Se rompió la tendencia alcista en el marco diario, pero aún mantiene el soporte de la línea de tendencia principal.
El soporte fuerte está en 4000 dólares; un quiebre con cierre claro podría apuntar a 3800 dólares (50% de retroceso de Fibonacci). Por arriba, las resistencias principales están en 4200, 4400 y 4680 dólares.
El Índice de Fuerza Relativa (RSI) se mantiene en 50, indicando una situación de neutralidad total — ni sobrecompra ni sobreventa. El MACD mantiene su línea de señal por encima de cero, confirmando que la tendencia general sigue siendo alcista.
Pronóstico técnico: continuidad en un rango lateral con sesgo alcista entre 4000 y 4220 dólares a corto plazo, con la visión general positiva mientras el precio se mantenga por encima de la línea de tendencia principal.
En Oriente Medio… expectativas locales
La región de Oriente Medio ha visto movimientos destacados por parte de los bancos centrales. El Banco Central de Egipto añadió una tonelada, mientras que su homólogo de Qatar sumó 3 toneladas en el primer trimestre.
Las previsiones de precios del oro en Egipto apuntan a alcanzar aproximadamente 522,580 libras egipcias por onza, un aumento estimado del 158.46% respecto a los precios actuales.
En Arabia Saudita y Emiratos, si se cumple el objetivo global de 5000 dólares por onza, esto podría traducirse en aproximadamente 18750 a 19000 riales saudíes y 18375 a 19000 dirhams emiratíes, según la estabilidad actual de las tasas de cambio. Cabe señalar que estas estimaciones son relativas y dependen de supuestos sobre la estabilidad de los precios y la demanda global.
Oportunidades y riesgos a futuro
Existen varias formas de aprovechar los movimientos en los precios del oro: compra física de lingotes y monedas, inversión en fondos cotizados, o adquisición de acciones de empresas mineras y comerciales. Otra opción es el trading de CFDs, instrumentos derivados que permiten especular sobre los movimientos de precios.
Pero hay que recordar que los CFDs conllevan riesgos elevados y pueden generar pérdidas rápidas de capital, especialmente para traders sin experiencia. Es fundamental buscar brokers confiables y practicar una gestión de riesgos estricta.
Conclusión… ¿Qué camino nos espera?
El recorrido del oro en 2025 fue excepcional, pero la verdadera pregunta es qué traerá 2026. Si las políticas monetarias expansivas continúan, y el dólar se mantiene débil, y el mundo sigue en un estado de inestabilidad geopolítica, el metal amarillo tiene altas probabilidades de romper nuevos récords cercanos a los 5000 dólares.
Por otro lado, si la inflación se controla y la confianza en los mercados financieros tradicionales se restablece, el metal podría entrar en una fase de estabilización prolongada sin alcanzar niveles tan ambiciosos. La realidad es que el oro en esta etapa refleja no solo consideraciones económicas puras, sino también un estado de confianza y preocupación general en el sistema financiero global. Seguir los eventos económicos y geopolíticos será clave para entender la trayectoria del metal en los próximos meses.