La inflación está llegando, ¿cómo debes ajustar tu estrategia de inversión? Guía completa desde la optimización fiscal hasta la asignación de activos

¿Por qué los inversores deben entender el concepto de “ajuste de impuestos”?

2022 se convirtió en un punto de inflexión. Los bancos centrales de Europa y Estados Unidos enfrentaron la inflación récord con las subidas de tipos de interés más agresivas en décadas, erosionando continuamente el poder adquisitivo de los consumidores en todo el mundo. En España, la tasa de inflación alcanzó el 6.8% en noviembre de 2022. En este contexto, emergió una herramienta de política clave pero a menudo ignorada: el ajuste de valor (deflactar). En pocas palabras, consiste en que el gobierno reajusta las escalas impositivas según el nivel de inflación para evitar que los contribuyentes sean “desplazados” por el aumento nominal de sus ingresos.

Esto puede sonar como una técnica fiscal fría, pero tiene un impacto directo en tu rentabilidad de inversión.

¿Qué es el “ajuste de valor”? ¿Por qué los economistas le dan tanta importancia?

Imagina un escenario sencillo: el año pasado tu salario fue de 1 millón, y pagaste 20.000 en impuestos. Este año, debido a la inflación, tu salario sube a 1,1 millones. Si el sistema fiscal no se ajusta, quizás debas pagar 22.000 en impuestos. A simple vista, ganas 10.000 más, pero en realidad, el dinero que te queda es menor — esto es lo que los economistas llaman la “depredación invisible” de la inflación.

El “ajuste de valor” es la solución a este problema. Consiste en usar un número (llamado coeficiente de ajuste) para eliminar el efecto de las variaciones de precios, permitiéndonos comparar con precisión el rendimiento económico real en diferentes períodos.

Por ejemplo: El PIB de un país A fue de 10 millones de euros en el primer año y de 12 millones en el segundo. A simple vista, un crecimiento del 20%. Pero si los precios también subieron un 10% ese año, el crecimiento real fue solo aproximadamente del 9%. Este 12 millones expresado en los precios del primer año sería aproximadamente 10,9 millones — esto es el PIB real (valor ajustado), mientras que los 12 millones originales se llaman PIB nominal.

Esta lógica también se aplica al sistema fiscal. El ajuste del IRPF (impuesto sobre la renta en España) consiste en subir automáticamente los tramos impositivos según la inflación, para que los trabajadores no paguen más impuestos solo por el aumento de sus ingresos nominales.

¿Cuál es la lógica política detrás del ajuste del IRPF?

El IRPF en España es un sistema progresivo — cuanto mayor sea el ingreso, mayor será la tasa impositiva. El problema surge cuando la inflación aumenta los ingresos nominales de todos, empujando automáticamente a todos a tramos impositivos superiores. Es decir, una forma de “congelar” las tasas que en realidad implica un aumento encubierto de impuestos.

¿Qué recomienda la política? Ajustar cada año los tramos impositivos según el índice de precios al consumo (IPC). Así, aunque tus ingresos nominales suban, tu poder adquisitivo real se mantiene, y no deberías pagar más impuestos.

Este método ya es estándar en países como Estados Unidos, Francia y los países nórdicos — EE. UU. ajusta cada año, Francia y los nórdicos también, y Alemania lo hace cada dos años. Pero en España, desde 2008, no se ha realizado un ajuste a nivel nacional, aunque algunas comunidades autónomas anunciaron versiones locales a finales de 2022.

La doble cara de la política: ¿quiénes son los verdaderos ganadores?

Argumento de los defensores: Es la forma más directa de proteger el poder adquisitivo de las clases medias y bajas. En años de alta inflación, no ajustar los tramos impositivos equivale a un aumento encubierto de impuestos, lo cual es claramente injusto.

Los opositores tienen argumentos más complejos:

Primero, el sistema progresivo significa que los contribuyentes de altos ingresos reciben mayores beneficios fiscales en términos absolutos, lo que puede aumentar la desigualdad.

Segundo, desde una perspectiva macroeconómica, reducir la presión sobre el poder adquisitivo puede ser una herramienta para controlar la inflación. Si el gobierno reduce la carga fiscal, los consumidores tienen más dinero para gastar, lo que aumenta la demanda y puede acelerar la subida de precios — en definitiva, alimentando la inflación.

Tercero, si los ingresos del Estado disminuyen, los fondos para servicios públicos como educación y sanidad podrían verse afectados.

¿Cuánto ahorra realmente una persona promedio? En realidad, no mucho. Un trabajador medio puede ahorrar unos pocos cientos de euros al año gracias a este ajuste — la “gran ayuda” que se espera en realidad es bastante limitada.

¿Cómo invertir en un entorno de inflación + políticas de austeridad?

El aumento de tipos por parte de los bancos centrales, el recorte del gasto público y la mayor presión fiscal crean un escenario muy diferente para distintos activos.

Opciones defensivas: metales preciosos y bonos

El oro es un refugio clásico en entornos inflacionarios. Cuando la moneda se devalúa y los tipos suben, el oro, que no genera intereses pero mantiene su valor, resulta atractivo. A largo plazo, el oro ha demostrado proteger el poder adquisitivo. Pero en el corto plazo, su volatilidad es alta — como se vio en 2022, donde el mercado del oro mostró esa volatilidad.

Los bonos del gobierno parecen seguros, pero en un contexto de alta inflación, sus rendimientos pueden verse erosionados. Sin embargo, si los bancos centrales continúan subiendo tipos, los precios de los bonos pueden rebotar desde niveles bajos. Es una estrategia de “comprar en bajada” — esperar a que los tipos altos hagan que los precios de los bonos suban.

Opciones agresivas: acciones y divisas

El mercado de acciones en 2022 nos enseñó que las políticas de tipos altos y austeridad suelen ser malas para las bolsas. La subida de costes de financiación y la presión sobre beneficios hacen que las acciones bajen. Pero no siempre es así.

Por ejemplo, las empresas energéticas, con los precios de las commodities disparados, obtuvieron beneficios récord. En cambio, las tecnológicas cayeron por el aumento de costes de financiación. Esto indica que la selección de acciones debe centrarse en sectores resistentes a la inflación, como bienes de consumo básicos o energía.

En otras palabras, las recesiones pueden ser oportunidades para comprar activos de calidad a precios bajos. La historia muestra que los inversores que aguantan las recesiones suelen obtener buenos retornos en los años siguientes. La clave: tener dinero disponible y paciencia.

El mercado de divisas es más complejo. La inflación suele devaluar la moneda local, haciendo que las divisas extranjeras parezcan más baratas. Pero la volatilidad y el apalancamiento en forex son riesgos enormes — un terreno peligroso para inversores minoristas.

Estrategia de diversificación

No pongas todos los huevos en la misma cesta. En un escenario de doble golpe de inflación y recesión:

  • 20-30% en metales preciosos o ETFs de metales (defensivo)
  • 30-40% en bonos o fondos de bonos (estabilidad)
  • 30-40% en acciones seleccionadas o índices amplios (crecimiento a largo plazo)
  • 5-10% en activos alternativos o exposición en divisas (flexibilidad)

El núcleo de esta estrategia es que, eventualmente, la inflación será controlada y la economía se recuperará. Los inversores que entren ahora podrán beneficiarse en la fase de recuperación.

¿Puede la optimización fiscal cambiar las reglas del juego?

Si el IRPF realmente se ajusta, la renta disponible de los contribuyentes aumentará. En teoría, esto podría incentivar a más personas a invertir, especialmente en productos gravados como acciones o bienes raíces.

Pero en la práctica, unas pocas centenas de euros de reducción en impuestos no suelen ser el factor decisivo en las decisiones de inversión. Lo que realmente importa son las tasas de interés, las expectativas económicas y la aversión al riesgo — esos son los protagonistas.

Consejos finales

En tiempos de inflación, no basta con esperar pasivamente. Pero tampoco hay que lanzarse a comprar sin criterio. Lo importante es:

Entender la pérdida real de poder adquisitivo — esto es más relevante que el crecimiento nominal de los ingresos.

Optimizar la planificación fiscal — incluyendo estar atento a ventanas de política como el ajuste del IRPF.

Construir una cartera equilibrada — combinando activos antiinflación, activos estables y de crecimiento.

Mantener una visión a largo plazo — las caídas en recesión suelen ser buenas oportunidades de compra para el futuro.

La inflación y la recesión son partes del ciclo económico, no su fin. Los inversores preparados siempre encontrarán oportunidades en medio de la crisis.

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