Como asesor fiscal, quiero señalar que la aplicación de una tasa de revalorización baja debe limitarse a los activos. De lo contrario, la misma tasa incorrecta podría afectar los tramos impositivos de los empleados, así como las exenciones de gastos de comida y transporte.

El problema fundamental aquí proviene de la forma en que está estructurada la legislación. Si el marco legal no es claro, puede surgir incertidumbre sobre qué áreas deben aplicar la tasa de revalorización baja. En última instancia, millones de empleados podrían verse afectados. Por lo tanto, es de vital importancia definir claramente el ámbito de aplicación.