En el mercado de materias primas, el oro, el cobre y el petróleo cuentan historias diferentes.
El más sensible es el oro. La depreciación de la confianza en el dólar, la impresión descontrolada de billetes por parte de los bancos centrales o la tensión en la situación geopolítica hacen que el oro suba rápidamente. Es un activo refugio, y su precio reacciona más rápido.
La lógica del cobre es diferente. Se usa ampliamente en electricidad, infraestructura, electrodomésticos y vehículos de nueva energía. Cuando la economía mejora, las fábricas trabajan a toda máquina, y la demanda de cobre se dispara. Lo clave es que el ciclo de expansión de la producción minera de cobre es largo, y en el corto plazo es difícil aumentar la oferta. Por eso, el precio del cobre es especialmente sensible a la liberación de liquidez y a la recuperación económica: cuando hay liquidez, el cobre se dispara primero.
El petróleo, por su parte, es la madre de la inflación; el transporte y la producción química no pueden prescindir de él. Un aumento en el precio del petróleo implica expectativas de inflación. Pero hay un detalle: la OPEP puede influir en la oferta ajustando la producción, por lo que el precio del petróleo suele retrasarse respecto a la demanda real. Hay que esperar a que la economía realmente se caliente, con transporte y fábricas a pleno rendimiento, para que el precio del petróleo suba de nuevo. Este retraso es muy importante.
Por eso, la relación cobre/petróleo se convierte en una señal interesante. El cobre representa las expectativas de crecimiento, y el petróleo, la inflación y la presión de costos. Cuando la relación cobre/petróleo sube —el numerador (precio del cobre) supera al denominador (precio del petróleo)— indica que las expectativas de crecimiento económico superan la presión de costos. El mercado ve un escenario de liquidez abundante, perspectivas de crecimiento positivas y presión de costos controlada. Este entorno de recuperación moderada es precisamente lo que más le gusta al mercado de acciones.
Desde los gráficos, la relación cobre/petróleo está comenzando a subir desde el fondo. Esto indica que el "dinero inteligente" ya está posicionándose en la lógica de recuperación. La rotación de activos podría desarrollarse así:
**Primera fase (ya en marcha):** La debilitación de la confianza en el dólar y las expectativas de reducción de tasas hacen que el oro lidere las subidas.
**Segunda fase (en curso):** La salida de capital combinada con la demanda industrial impulsa los precios del cobre, que se ve limitado por la oferta, y la relación cobre/petróleo sube. En este momento, los activos de renta variable deberían seguir al alza.
**Tercera fase (riesgo potencial):** Cuando la economía realmente se sobrecaliente, recursos retrasados como el petróleo y el gas comienzan a subir de nuevo, y la relación cobre/petróleo cae. Surgen riesgos de inflación descontrolada, la Reserva Federal podría volver a subir tasas, y la presión para que el mercado de acciones toque techo aumentaría.
Lo clave es identificar en qué fase nos encontramos actualmente y cuándo cambiará a la siguiente.
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DiamondHands
· hace5h
La lógica de la relación entre cobre y petróleo es realmente interesante, parece que estamos en la segunda fase.
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TooScaredToSell
· hace5h
La idea de la relación entre el cobre y el petróleo es excelente, finalmente alguien explicó claramente esta lógica... pero el problema es, ¿realmente estamos todavía en la segunda fase ahora? Parece que el mercado está un poco inestable.
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TokenSleuth
· hace5h
La relación cobre-petróleo, con esta lógica, la compré, pero el problema es si el dinero inteligente realmente está haciendo movimientos ahora o si solo están cosechando a los ingenuos otra vez.
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ParanoiaKing
· hace6h
La señal de la relación cobre-petróleo es excelente, ya la hemos preparado desde hace tiempo, solo estamos esperando que los activos de segunda fase despeguen.
En el mercado de materias primas, el oro, el cobre y el petróleo cuentan historias diferentes.
El más sensible es el oro. La depreciación de la confianza en el dólar, la impresión descontrolada de billetes por parte de los bancos centrales o la tensión en la situación geopolítica hacen que el oro suba rápidamente. Es un activo refugio, y su precio reacciona más rápido.
La lógica del cobre es diferente. Se usa ampliamente en electricidad, infraestructura, electrodomésticos y vehículos de nueva energía. Cuando la economía mejora, las fábricas trabajan a toda máquina, y la demanda de cobre se dispara. Lo clave es que el ciclo de expansión de la producción minera de cobre es largo, y en el corto plazo es difícil aumentar la oferta. Por eso, el precio del cobre es especialmente sensible a la liberación de liquidez y a la recuperación económica: cuando hay liquidez, el cobre se dispara primero.
El petróleo, por su parte, es la madre de la inflación; el transporte y la producción química no pueden prescindir de él. Un aumento en el precio del petróleo implica expectativas de inflación. Pero hay un detalle: la OPEP puede influir en la oferta ajustando la producción, por lo que el precio del petróleo suele retrasarse respecto a la demanda real. Hay que esperar a que la economía realmente se caliente, con transporte y fábricas a pleno rendimiento, para que el precio del petróleo suba de nuevo. Este retraso es muy importante.
Por eso, la relación cobre/petróleo se convierte en una señal interesante. El cobre representa las expectativas de crecimiento, y el petróleo, la inflación y la presión de costos. Cuando la relación cobre/petróleo sube —el numerador (precio del cobre) supera al denominador (precio del petróleo)— indica que las expectativas de crecimiento económico superan la presión de costos. El mercado ve un escenario de liquidez abundante, perspectivas de crecimiento positivas y presión de costos controlada. Este entorno de recuperación moderada es precisamente lo que más le gusta al mercado de acciones.
Desde los gráficos, la relación cobre/petróleo está comenzando a subir desde el fondo. Esto indica que el "dinero inteligente" ya está posicionándose en la lógica de recuperación. La rotación de activos podría desarrollarse así:
**Primera fase (ya en marcha):** La debilitación de la confianza en el dólar y las expectativas de reducción de tasas hacen que el oro lidere las subidas.
**Segunda fase (en curso):** La salida de capital combinada con la demanda industrial impulsa los precios del cobre, que se ve limitado por la oferta, y la relación cobre/petróleo sube. En este momento, los activos de renta variable deberían seguir al alza.
**Tercera fase (riesgo potencial):** Cuando la economía realmente se sobrecaliente, recursos retrasados como el petróleo y el gas comienzan a subir de nuevo, y la relación cobre/petróleo cae. Surgen riesgos de inflación descontrolada, la Reserva Federal podría volver a subir tasas, y la presión para que el mercado de acciones toque techo aumentaría.
Lo clave es identificar en qué fase nos encontramos actualmente y cuándo cambiará a la siguiente.