La deuda crece como una bola de nieve, mientras que la riqueza se concentra cada vez más en unos pocos. Esto no solo refleja la contradicción de la economía estadounidense, sino que también revela la verdadera situación de su ecosistema político.

Como analista que ha observado los mercados financieros globales, cada vez siento más claramente que Estados Unidos está atrapado en un ciclo vicioso fiscal. La billetera del gobierno está vacía, la deuda se acumula sin parar, mientras que en Wall Street, los grandes capitales siguen acumulando riqueza a toda velocidad.

Detrás de esta brecha, en realidad, están los problemas estructurales del sistema político y económico de Estados Unidos. Hoy vamos a analizar la lógica subyacente a la crisis fiscal estadounidense.

**¿Qué tan profundo es el agujero negro de la deuda?**

Veamos los números: la deuda total del gobierno de EE. UU. ha superado los 37 billones de dólares. Lo más importante es que esta cifra sigue creciendo rápidamente: en promedio, se añade 1 billón de dólares cada 100 días. En otras palabras, cada estadounidense nace con aproximadamente 10,000 dólares de deuda.

Lo más preocupante es que los intereses de la deuda pública ya se han convertido en el gasto individual más grande del gobierno, acercándose a 1 billón de dólares al año, más que el gasto militar. Imagínense, una familia cuyos ingresos mensuales solo alcanzan para pagar los intereses, mientras que el principal sigue creciendo sin parar—esta es la situación actual del gobierno de EE. UU.

Frente a esta situación, el gobierno estadounidense no opta por aumentar ingresos o reducir gastos, sino que sigue imprimiendo dinero y tomando préstamos. Después de la pandemia, la Reserva Federal lanzó un paquete de "tasas de interés cero + flexibilización cuantitativa ilimitada", con cuatro grandes leyes de gasto en dos años, por un total de 6.3 billones de dólares—una frecuencia que nunca antes se había visto en la historia.

**¿Qué pasa con este "beber veneno para calmar la sed"?**

Esto ha provocado la inflación más severa en cuarenta años. El poder adquisitivo de las personas comunes se ve erosionado de manera invisible, y ¿qué pasa con los ricos que poseen activos? Ellos se benefician del aumento en los precios de las acciones y bienes raíces, ampliando aún más la brecha de riqueza.

Esta lógica tiene un impacto profundo en el mercado de criptomonedas—el desequilibrio del sistema financiero tradicional está impulsando a más personas a buscar activos alternativos.