Europa se dirige hacia una grave crisis fiscal, y sus responsables políticos no son ciegos a la realidad. El continente enfrenta desafíos estructurales crecientes: crecimiento lento, restricciones energéticas, vientos en contra demográficos y cargas de deuda en aumento. Sin embargo, a pesar de conocer la trayectoria, el liderazgo europeo parece estar atrapado en políticas que pueden acelerar en lugar de mitigar el problema.

Para las criptomonedas y los mercados de activos en general, esto importa. Cuando las economías tradicionales tropiezan, los flujos de capital cambian. La volatilidad macroeconómica tiende a aumentar, y eso se refleja en todo, desde índices bursátiles hasta activos digitales. La pregunta no es si el modelo económico de Europa enfrentará presión, sino si la respuesta política será adecuada o si estamos presenciando el desarrollo de una crisis financiera en cámara lenta.

Históricamente, los periodos de tensión monetaria y fiscal han coincidido con un aumento del interés minorista en activos alternativos. Queda por ver si el capital institucional seguirá esa tendencia, pero las condiciones macroeconómicas merecen ser monitorizadas de cerca.