Fuente: Coindoo
Título Original: Recortes de tasas, aumentos y pausas: Fracturas de la política monetaria global
Enlace original: https://coindoo.com/rate-cuts-hikes-and-pauses-global-monetary-policy-fractures/
La política monetaria global ya no se mueve al unísono. A medida que 2025 se acerca a su fin, los bancos centrales están respondiendo a realidades domésticas marcadamente diferentes, creando una de las divergencias de políticas más amplias vistas desde antes de la pandemia.
Desde la postura de espera de Europa hasta el regreso de Japón al endurecimiento, la brecha en la estrategia se está volviendo imposible de ignorar para los mercados.
Conclusiones Clave
Los bancos centrales globales se están moviendo en direcciones marcadamente diferentes, marcando el fin de la política monetaria sincronizada.
El BCE mantiene las tasas estables, el Banco de Inglaterra ha reanudado el aflojamiento, y Japón está endureciendo por primera vez en décadas.
El crecimiento lento en China y señales mixtas de los EE. UU. añaden incertidumbre de cara a 2026.
En la zona euro, los responsables políticos están optando por la estabilidad en lugar de la urgencia. El Banco Central Europeo decidió mantener las tasas sin cambios una vez más, reflejando la confianza en que la inflación está en gran medida bajo control y que el crecimiento, aunque desigual, sigue siendo resistente. Nuevas proyecciones sugieren que las presiones sobre los precios permanecerán contenidas durante la mayor parte de los próximos años antes de volver a niveles de objetivo más adelante en la década.
Según Christine Lagarde, se espera que la inversión pública y el aumento del gasto en defensa e infraestructura proporcionen una base para el crecimiento futuro. Sin embargo, bajo ese optimismo, permanecen grietas. La desaceleración industrial de Alemania sigue pesando sobre el impulso regional, incluso cuando partes del sur de Europa y Francia muestran signos de actividad renovada.
A través del Canal, el ánimo es más cauteloso. El Banco de Inglaterra recortó las tasas de interés nuevamente, llevando los costos de los préstamos a su nivel más bajo en casi tres años. La decisión refleja un claro deterioro en los datos económicos y del mercado laboral, con un crecimiento que se desacelera más rápido de lo que los responsables de políticas anticiparon.
Mientras que el banco central aún espera que las tasas disminuyan el próximo año, los funcionarios adoptaron un tono más cauteloso. A medida que la política se acerca a lo que ellos consideran un nivel neutral, futuros recortes dependerán en gran medida de los datos entrantes, señalando que el ciclo de relajación puede no ser fluido o predecible.
Japón se mueve contra la corriente
El contraste más dramático proviene de Asia. El Banco de Japón elevó las tasas a niveles no vistos en tres décadas, reforzando su posición como el único banco central importante que está endureciendo la política este año. Los funcionarios señalaron un sólido crecimiento salarial y una mejora en la demanda interna como razones para normalizar aún más la política.
Los mercados, sin embargo, quedaron decepcionados por la orientación. El yen se debilitó tras el anuncio, lo que sugiere que los inversores esperaban señales más claras sobre la agresividad de los futuros incrementos.
La imagen desigual de Asia
En otras partes de la región, el estrés económico se está volviendo más visible. La desaceleración de China se intensificó hacia el final del año, con el gasto del consumidor perdiendo impulso incluso cuando las fábricas continuaron produciendo exportaciones. El crecimiento de las ventas minoristas cayó a su ritmo más débil fuera de la era de la pandemia, destacando una creciente brecha entre la producción y la demanda interna.
Tailandia respondió a presiones similares reduciendo nuevamente las tasas, con el objetivo de apoyar una economía presionada por la incertidumbre política y una moneda obstinadamente fuerte. Los funcionarios señalaron que un alivio adicional sigue sobre la mesa si las condiciones no mejoran.
EE. UU. Envía Señales Confusas
En los Estados Unidos, la historia de los datos sigue siendo mixta. La creación de empleo se recuperó en noviembre después de una fuerte caída en octubre, pero el desempleo subió a su nivel más alto en cuatro años, reforzando la narrativa de un mercado laboral en enfriamiento. Las cifras de inflación también suscitaron debate, con economistas advirtiendo que las distorsiones estadísticas vinculadas a un cierre del gobierno pueden haber exagerado la desaceleración en el crecimiento de precios.
En los mercados emergentes, la tendencia dominante ha sido la relajación. Desde América Latina hasta partes de Europa del Este, los bancos centrales han reducido las tasas para amortiguar las economías en desaceleración, mientras que otros han hecho una pausa para evaluar los riesgos. Solo un puñado de instituciones a nivel mundial todavía están aumentando las tasas.
Al mismo tiempo, se están acumulando presiones estructurales a largo plazo. El aumento de la demanda de electricidad impulsada por la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y una electrificación más amplia está ejerciendo una presión creciente sobre las redes eléctricas, incluso en las economías avanzadas. Los analistas señalan un vínculo creciente entre el mayor consumo de energía y la producción económica, pero también advierten que la inversión en infraestructura está luchando por mantener el ritmo.
Una Nueva Era de Divergencia
Lo que emerge de este mosaico de decisiones es un mensaje claro: la era de la política monetaria global sincronizada ha terminado. Los bancos centrales ya no están reaccionando a los mismos choques al mismo tiempo. En cambio, el crecimiento local, la dinámica de la inflación y las realidades políticas están dictando las trayectorias de la política.
A medida que se acerca 2026, esta divergencia probablemente dará forma a los mercados de divisas, los flujos de capital y las estrategias de inversión mucho más que cualquier decisión de tasas única. Para los inversores y los responsables de políticas, navegar por una economía global fragmentada puede resultar más desafiante que la lucha contra la inflación que dominó los últimos años.
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Reducciones de tasas, aumentos y pausas: fracturas en la política monetaria global
Fuente: Coindoo Título Original: Recortes de tasas, aumentos y pausas: Fracturas de la política monetaria global Enlace original: https://coindoo.com/rate-cuts-hikes-and-pauses-global-monetary-policy-fractures/
La política monetaria global ya no se mueve al unísono. A medida que 2025 se acerca a su fin, los bancos centrales están respondiendo a realidades domésticas marcadamente diferentes, creando una de las divergencias de políticas más amplias vistas desde antes de la pandemia.
Desde la postura de espera de Europa hasta el regreso de Japón al endurecimiento, la brecha en la estrategia se está volviendo imposible de ignorar para los mercados.
Conclusiones Clave
En la zona euro, los responsables políticos están optando por la estabilidad en lugar de la urgencia. El Banco Central Europeo decidió mantener las tasas sin cambios una vez más, reflejando la confianza en que la inflación está en gran medida bajo control y que el crecimiento, aunque desigual, sigue siendo resistente. Nuevas proyecciones sugieren que las presiones sobre los precios permanecerán contenidas durante la mayor parte de los próximos años antes de volver a niveles de objetivo más adelante en la década.
Según Christine Lagarde, se espera que la inversión pública y el aumento del gasto en defensa e infraestructura proporcionen una base para el crecimiento futuro. Sin embargo, bajo ese optimismo, permanecen grietas. La desaceleración industrial de Alemania sigue pesando sobre el impulso regional, incluso cuando partes del sur de Europa y Francia muestran signos de actividad renovada.
A través del Canal, el ánimo es más cauteloso. El Banco de Inglaterra recortó las tasas de interés nuevamente, llevando los costos de los préstamos a su nivel más bajo en casi tres años. La decisión refleja un claro deterioro en los datos económicos y del mercado laboral, con un crecimiento que se desacelera más rápido de lo que los responsables de políticas anticiparon.
Mientras que el banco central aún espera que las tasas disminuyan el próximo año, los funcionarios adoptaron un tono más cauteloso. A medida que la política se acerca a lo que ellos consideran un nivel neutral, futuros recortes dependerán en gran medida de los datos entrantes, señalando que el ciclo de relajación puede no ser fluido o predecible.
Japón se mueve contra la corriente
El contraste más dramático proviene de Asia. El Banco de Japón elevó las tasas a niveles no vistos en tres décadas, reforzando su posición como el único banco central importante que está endureciendo la política este año. Los funcionarios señalaron un sólido crecimiento salarial y una mejora en la demanda interna como razones para normalizar aún más la política.
Los mercados, sin embargo, quedaron decepcionados por la orientación. El yen se debilitó tras el anuncio, lo que sugiere que los inversores esperaban señales más claras sobre la agresividad de los futuros incrementos.
La imagen desigual de Asia
En otras partes de la región, el estrés económico se está volviendo más visible. La desaceleración de China se intensificó hacia el final del año, con el gasto del consumidor perdiendo impulso incluso cuando las fábricas continuaron produciendo exportaciones. El crecimiento de las ventas minoristas cayó a su ritmo más débil fuera de la era de la pandemia, destacando una creciente brecha entre la producción y la demanda interna.
Tailandia respondió a presiones similares reduciendo nuevamente las tasas, con el objetivo de apoyar una economía presionada por la incertidumbre política y una moneda obstinadamente fuerte. Los funcionarios señalaron que un alivio adicional sigue sobre la mesa si las condiciones no mejoran.
EE. UU. Envía Señales Confusas
En los Estados Unidos, la historia de los datos sigue siendo mixta. La creación de empleo se recuperó en noviembre después de una fuerte caída en octubre, pero el desempleo subió a su nivel más alto en cuatro años, reforzando la narrativa de un mercado laboral en enfriamiento. Las cifras de inflación también suscitaron debate, con economistas advirtiendo que las distorsiones estadísticas vinculadas a un cierre del gobierno pueden haber exagerado la desaceleración en el crecimiento de precios.
En los mercados emergentes, la tendencia dominante ha sido la relajación. Desde América Latina hasta partes de Europa del Este, los bancos centrales han reducido las tasas para amortiguar las economías en desaceleración, mientras que otros han hecho una pausa para evaluar los riesgos. Solo un puñado de instituciones a nivel mundial todavía están aumentando las tasas.
Al mismo tiempo, se están acumulando presiones estructurales a largo plazo. El aumento de la demanda de electricidad impulsada por la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos y una electrificación más amplia está ejerciendo una presión creciente sobre las redes eléctricas, incluso en las economías avanzadas. Los analistas señalan un vínculo creciente entre el mayor consumo de energía y la producción económica, pero también advierten que la inversión en infraestructura está luchando por mantener el ritmo.
Una Nueva Era de Divergencia
Lo que emerge de este mosaico de decisiones es un mensaje claro: la era de la política monetaria global sincronizada ha terminado. Los bancos centrales ya no están reaccionando a los mismos choques al mismo tiempo. En cambio, el crecimiento local, la dinámica de la inflación y las realidades políticas están dictando las trayectorias de la política.
A medida que se acerca 2026, esta divergencia probablemente dará forma a los mercados de divisas, los flujos de capital y las estrategias de inversión mucho más que cualquier decisión de tasas única. Para los inversores y los responsables de políticas, navegar por una economía global fragmentada puede resultar más desafiante que la lucha contra la inflación que dominó los últimos años.