Análisis del comportamiento del euro en 20 años: desde el máximo de 1.6 dólares hasta el mínimo de 0.95, ¿todavía tienen oportunidad los inversores en el futuro?

Como la segunda mayor moneda de reserva global, el euro ha experimentado múltiples impactos importantes desde que comenzó a circular en 2002. Desde la volatilidad en la tendencia del tipo de cambio del dólar provocada por la crisis financiera de 2008, hasta la sombra de la crisis de la deuda europea, y en años recientes, los golpes de la crisis energética, cada ola en el tipo de cambio del euro lleva consigo la historia de la economía mundial. Este artículo, mediante un análisis de los puntos de inflexión clave en los últimos 20 años, ayuda a los inversores a entender la lógica de funcionamiento del euro y a hacer una evaluación de las perspectivas de inversión para los próximos 5 años.

2008: La creación del euro en 1.6 y la larga depresión

En julio de 2008, el euro alcanzó un máximo histórico de 1.6038 frente al dólar, para luego iniciar un largo ciclo de caída. Este pico no fue casualidad, sino el resultado de una serie de reacciones en cadena provocadas por la crisis de préstamos subprime en EE. UU.

La situación en ese momento era la siguiente: el sistema financiero estadounidense colapsaba, y los bancos europeos también estaban profundamente afectados. Tras la quiebra de Lehman Brothers, el pánico se extendió por el mercado, las grandes instituciones financieras entraron en crisis, los préstamos se congelaron y las empresas enfrentaron dificultades para financiarse. La economía de la zona euro se contrajo, la tasa de desempleo aumentó y los ingresos fiscales cayeron. Para hacer frente a la crisis, los países implementaron planes de estímulo masivos, lo que provocó un crecimiento explosivo en los déficits fiscales y una acumulación de deuda pública.

Pero eso no fue lo peor. La crisis reveló la fragilidad de la estructura de la deuda soberana en Europa: los problemas de deuda de Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia salieron a la luz. El mercado empezó a cuestionar: ¿podrá la zona euro soportar esta prueba? La desconfianza impactó directamente en el tipo de cambio del euro. Al mismo tiempo, el Banco Central Europeo se vio obligado a activar políticas de flexibilización cuantitativa y reducción de tasas, ejerciendo mayor presión a la depreciación.

En resumen, desde ese pico de 1.6 en 2008, el euro entró en un mercado bajista que duró 9 años.

2017: El rebote en el fondo y la transición del euro

En enero de 2017, el euro tocó un mínimo de 0.9340 frente al dólar y luego rebotó. Este fondo no fue sin razón: el euro ya estaba severamente sobrevendido. En comparación con el pico de 2008, el euro había caído más del 35%, y las malas noticias básicas estaban prácticamente agotadas.

¿Qué cambios ocurrieron en ese momento en la zona euro?

Los datos económicos comenzaron a mejorar claramente. La tasa de desempleo en la eurozona en finales de 2016 ya había bajado por debajo del 10%, y el índice de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero superó 55, señalando una recuperación económica. La política de flexibilización cuantitativa a largo plazo del Banco Central Europeo también empezó a dar frutos, con liquidez abundante y confianza en el mercado restaurada.

En el plano político, también hubo buenas noticias. En 2017, Francia y Alemania celebraron elecciones generales, con candidatos pro-europeos ganando, lo que redujo el riesgo de populismo. Aunque las negociaciones del Brexit fueron complejas, avanzaron inicialmente sin problemas, disminuyendo la incertidumbre del mercado. Al mismo tiempo, la política del nuevo gobierno de EE. UU. era incierta, y algunos fondos comenzaron a buscar refugio en el euro.

Estos factores acumulados hicieron que 2017 fuera un año de rebote para el euro. El mercado volvió a reconocer que la crisis de deuda europea había pasado y que la economía de la eurozona se estaba recuperando.

2018: La subida de tasas de EE. UU. presiona al euro

En febrero de 2018, el euro alcanzó momentáneamente 1.2556, su nivel más alto desde 2015, pero luego fue rechazado. La finalización de esta recuperación se debió a la agresiva subida de tasas por parte de la Reserva Federal de EE. UU.

En 2018, la Fed continuó subiendo tasas, fortaleciendo el índice del dólar, lo que ejerció presión a la baja sobre las monedas no estadounidenses, incluido el euro. Paralelamente, el crecimiento económico en la eurozona también empezó a desacelerarse: tras un crecimiento del 3.1% en el cuarto trimestre de 2017, no se mantuvo, y el PMI manufacturero retrocedió desde niveles altos. La inestabilidad política en Italia, con divergencias entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga del Norte en sus políticas, también afectó la confianza de los inversores.

El resultado fue que 2018 se convirtió en un año de ajuste para el euro, enfrentando nuevamente presiones a la baja en su tipo de cambio.

2022: La crisis Rusia-Ucrania lleva al euro a mínimos de 20 años

En septiembre de 2022, el euro cayó a 0.9536 frente al dólar, su nivel más bajo en 20 años. La causa inmediata fue la guerra Rusia-Ucrania.

Tras el estallido del conflicto, Europa enfrentó una crisis energética. La restricción en el suministro de gas natural y petróleo ruso elevó los precios internacionales, alcanzando niveles exorbitantes. Los costos para las empresas europeas se dispararon, la inflación se aceleró y las perspectivas económicas se volvieron sombrías. Los fondos de refugio buscaron seguridad en el dólar, presionando al euro.

Pero es importante destacar que, desde septiembre, la situación empezó a cambiar:

Primero, el Banco Central Europeo subió tasas en julio y en septiembre, poniendo fin a 8 años de tasas negativas. Esto mostró una postura firme contra la inflación y respaldó al euro. Segundo, las cadenas de suministro energético comenzaron a ajustarse, con los precios del gas y petróleo retrocediendo, lo que alivió la presión sobre las empresas. Además, la intensidad de la volatilidad en los primeros momentos del conflicto se fue moderando, reduciendo la demanda de refugio. Todos estos factores impulsaron una recuperación del euro desde los mínimos de 0.95.

Las 3 principales enseñanzas sobre la tendencia del dólar en 20 años

Al revisar estos 20 años, podemos extraer tres reglas clave:

Regla 1: Los fundamentos económicos determinan la dirección a largo plazo. La depresión de 2008 a 2017, que duró 9 años, fue esencialmente la acumulación y liberación de problemas estructurales previos a la crisis de deuda. Una vez que estos problemas se resolvieron (mediante tiempo, reformas y apoyo de los bancos centrales), el rebote empezó.

Regla 2: La política de los bancos centrales es el motor a corto plazo. La subida de tasas de la Fed en 2018 hundió al euro, y la subida de tasas del BCE en 2022 lo impulsó hacia arriba. La fuerza relativa de las políticas monetarias determina la tendencia a corto plazo.

Regla 3: Los eventos de riesgo global generan volatilidad. La crisis financiera, la crisis de deuda europea y la guerra Rusia-Ucrania dejaron huellas profundas en el euro. Los inversores deben estar atentos a la geopolítica y a los cisnes negros económicos.

¿Qué esperar en los próximos 5 años para la inversión en euro?

La respuesta depende de tres variables:

¿Podrá la economía de la eurozona mantener su crecimiento?

Los desafíos actuales son reales: crecimiento cercano a la estancación, envejecimiento de la industria, riesgos geopolíticos recurrentes. El PMI manufacturero reciente cayó por debajo de 45, lo que refleja un panorama sombrío para los próximos 6 meses. Pero, por otro lado, Europa también invierte en la transición energética verde y en innovación tecnológica, lo que podría convertirse en un nuevo motor de crecimiento a medio plazo.

¿Cuál será la fuerza relativa de las políticas de los bancos centrales?

A finales de 2023, la Fed empezó a insinuar una posible reducción de tasas, lo que indica que el ciclo de apreciación del dólar podría estar llegando a su fin. Históricamente, tras ciclos de reducción de tasas, el índice del dólar suele caer notablemente en 3 a 5 años. Esto sería un buen escenario a largo plazo para el euro. En contraste, aunque el BCE también ha sugerido posibles recortes, su postura es más cautelosa, lo que hace que las tasas del euro sean relativamente más atractivas.

¿Se desacelerará la economía global o aparecerán nuevos cisnes negros geopolíticos?

Si la economía global se mantiene resistente y la demanda de exportaciones europeas se sostiene, el euro tendrá soporte. Pero si se entra en recesión global o surgen nuevos cisnes negros (como un empeoramiento de la situación en Taiwán), el capital volverá a fluir hacia EE. UU., y el euro se depreciará.

Evaluación preliminar: en la primera mitad de 2024, el euro podría estar algo débil, pero si EE. UU. empieza a reducir tasas como se espera y no ocurre una crisis financiera importante, es probable que en la segunda mitad comience una tendencia alcista. Este movimiento podría durar hasta que el BCE también reduzca significativamente las tasas. Pero si aparecen cisnes negros, la demanda de refugio en el dólar volverá a predominar.

¿Cómo participar en el comercio del euro?

Dependiendo del objetivo de inversión y la tolerancia al riesgo, hay cuatro vías principales:

Cuentas de divisas en bancos: aptas para posiciones a largo plazo, pero con poca flexibilidad, generalmente solo para comprar en largo y no para hacer cortos.

Plataformas de CFD: aptas para inversores de corto y medio plazo y pequeños fondos, permiten operar en ambos sentidos con apalancamiento flexible, pero con mayor riesgo.

Corredoras de valores: algunas ofrecen servicios de trading en divisas, entre bancos y CFD.

Mercados de futuros: para inversores profesionales, con buena liquidez, pero requieren conocimientos especializados.

Resumen: la lógica real de invertir en euro

¿El euro podrá obtener beneficios en los próximos 5 años? No hay una respuesta simple de sí o no. Lo importante es entender las tres grandes fuerzas que impulsan el euro: los fundamentos económicos, las políticas de los bancos centrales y los eventos de riesgo global, y ajustar la estrategia en función de cómo evolucionen estos factores.

A corto plazo (1-2 años), el euro enfrentará presiones de economía débil y riesgos geopolíticos, pero el inicio del ciclo de reducción de tasas del dólar sienta las bases para un rebote. A medio plazo (3-5 años), si el BCE logra controlar la inflación y volver a una política más flexible, el euro podría encontrar soporte nuevamente.

Finalmente, la recomendación es sencilla: seguir de cerca las políticas de la Fed y del BCE, monitorear datos económicos como empleo y PMI en la eurozona, y estar atento a las noticias geopolíticas. La inversión no es azar, sino una decisión basada en información y análisis.

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